miércoles, 11 de febrero de 2009

Un año tres meses...

Hace mucho , pero mucho tiempo, dejé de escribir en esta bitácora pero hoy volví con la intención de dejar escrito algunas cosas que pasan por mi mente. Tengo muchas "aventuras" que contar, de compartir vivencias y de algunas tristezas que pasaron en estos últimos meses.
Pimero, deseo plasmar mis palabras en agradecimiento a Dios por darme la alegría inmensa de tener una hija: Luciana Thais. Una pequeña que conforme va creciendo se encariña conmigo y, lo más grande de todo esto, es cuando entre sus primeras palabras dice: "Papá", es algo lindo escucharlo porque te llena de una pasión indescriptible.
Ha pasado un año y tres meses que mi pequeña llegó al mundo y aprendí a valorar muchas cosas que te da la vida. Mi carácter cambió y reflexioné de los detalles equivocados que pensé cuando nació mi bebé. Ahora, todo es distinto, miro distinto los destinos de mi vida con una imagen que llevo dentro de mi corazón, esa luz que se convierte en un solo reflejo, esa misma que me acompaña a donde voy y en la que derrama desde el cielo su bendición en mí, mi querida Luciana. Gracias "Papalindo".

Por otro lado, quiero decirles que de "aventuras" tengo muchas cosas que contarles, desde un viaje a Monsefú (Chiclayo) en tan solo dos días, de ver un "calavera" en el lugar donde laboro y caerme en plena práctica a la hora de hacer una sección fotográfica en plena calle.
Lo del viaje es algo tan rápido contar así como los dos días que estuve en el lugar, acompañado con mis dos primos. Salimos de Lima un viernes a las 20:00 del mes de mayo 2008 y llegamos a la "Tierra de las flores" a las 9 a.m. Lo primero que hicimos fue alojarnos en una casa antigua pero bella y luego salir a saborear los espectaculares platos típicos del norte. Las "chelas" y la famosa "chicha de jora" que en verdad es un peligro tomarlo. El primer día ni que hablar, bailando en la calle con las tías, las primas y hasta las vecinas. El segundo día, "resaqueados" pero igual comenzamos a comer y tomar como unos locos, el cevichito de cangrejo, la tortilla de raya y el chinguirito son lo máximo: ¡Qué rico!. Después, lo mismo del día anterior bailando a pocas horas de partir rumbo a la capital. En fin, se llegó el lunes a las 5:00 a.m. en plena lluvia y con un frío pero con las ganas de volver en algún momento.

Lo de la bendita "Calavera" es una de mis experiencias más anecdótica que pasé en la redaccíón del diario Perú.21. Fue un jueves cerca de las 3 a.m., la fecha no me acuerdo pero sí de los detalles que pasó. Estaba "pestañando" en los asientos de recepción pero luego sentí que me estaban jalando la camisa de uno de mis brazos. No me levanté pensé que era un sueño pero al abrir mis ojos observé una "Calavera" en medio de los dos ascensores. Lo único que hice entre mi miedo fue poner mis dedos en cruz, algo increíble que marcará todo mi vida. De no ser por el agente de seguridad de la sala de redacción estaría en el cielo. Con esta pericia, la verdad, iba a renunciar al trabajo pero pensé en mi hijita y no tuve el valor de ir a las oficinas de Recursos Humanos. Una historia de terror que espero que a nadie le toque vivir.

Otro de las cosas locas que me pasó fue cuando me tropecé en plena sección fotografíca y en plena calle. Eran cerca de las 4 p.m, del mes de diciembre, en el Parque de la Exposición, esa misma que queda en el Cercado de Lima. Estabamos un grupo de alumnos y empezamos a hacer unas prácticas. Mientras yo buscaba una modelo para hacerles unas cuantas fotos. De tanto buscar una tenía que aceptarme, ella se llama Cristina una chica de 16 años, simpática y carismática. Hicimos primero, cuatro fotos y en la quinta -justo a la hora de disparar- me caí en medio del pasto que minutos antes lo habían regado. La gente se reía y yo "palteado". Mis compañeros me ayudaron a levantar y sin pensarlo mucho tomé un taxi con destino a mi casa. ¡Qué verguenza!. Ya se imaginarán lo que pensaba mientras llegaba a mi domicilio.
Así culmina mis tres historias lleno de alegría, terror y risa. Quiero agradecerles por permitirme contarles mis cosas y a Dios por bendecirme al tener una hermosa hija.